jueves, 1 de septiembre de 2016

ENSAYO ARGUMENTATIVO

En la actualidad es difícil poder dar respuesta a esta interrogante, es necesario investigar a fondo para dar cuenta de los esfuerzos que se han hecho por tratar de tener una auténtica filosofía regional.  

La pregunta me sorprende, realmente es un tema que en lo personal nunca había trabajado, y mucho menos me lo había preguntado, pero a sabiendas de los resultados, es interesante llegar a conocer la respuesta o por lo menos trabajar una respuesta que me vislumbre la realidad de la filosofía de la zona de la cual soy parte.

Es importante resaltar que realmente hay un problema de identidad en la filosofía latinoamericana, parece que en muchas ocasiones si se quiere hacer filosofía no queda otra opción que hacerlo imitando la filosofía europea, apoyándose en muchas de sus fuentes y adoptando –por supuesto- el estilo que la caracteriza.

Según el libro “El problema de la identidad y autenticidad del pensamiento filosófico latinoamericano” de Carlos Beorlegui, cuando se aborda este tema de las filosofías nacionales y regionales suelen aparecer tres posturas fundamentales, a saber: universalista, nacionalista y postura intermedia o circunstacionalista. Las primeras dos mencionadas hacen referencia a los extremos de la realidad. La universalista defiende que no hay más que un estilo de filosofía para todas las culturas, mientras que la nacionalista expone que es válido hablar de filosofías nacionales basándose en la existencia de “espíritus nacionales”. Yo por mi parte al igual que Beorlegui, considero que la perspectiva circunstancionalista es la más adecuada para el tema que nos ocupa, porque a pesar de que responde a preguntas universales, también es cierto que las respuestas se ven apoyadas o influenciadas de gran forma por cuestiones circunstanciales y propias de la época.  

Existen muchos problemas cuando se trata el problema del ser y de la autenticidad de la filosofía latinoamericana, uno de los que creo son más difíciles de resolver, es el problema de la influencia de otras culturas sobre la filosofía que se hace. Esto puede verse a favor o en contra, de tal manera que si hacemos filosofía y tomamos historia o datos de otras culturas para partir de esto y hacer nuestra filosofía, el resultado podría perjudicial para nuestro interés, mientras que si tomamos como referencia lo pluricultural solamente para tener noción de cómo se ha dado respuesta a las diferentes inquietudes que se han presentado en muchas realidades pero delimitando que esto no se tomará como base para la filosofía o análisis, puede resultar beneficioso. Esta es la idea que considero es más óptima para la filosofía latinoamericana, apoyada –como lo indiqué anteriormente- por el autor Carlos Beorlegui.

Creo que una postura abierta en este sentido puede nutrir a la filosofía regional sin discriminar su esencia, no es conveniente que la cultura latinoamericana se cierre y no mire lo que pasa a su alrededor, es necesario que nos percatemos que en diferentes culturas hay problemas que tienen que ver con la persona y su entorno, así como nosotros los experimentamos también, aunado a esto, la cultura latinoamericana por más que no quiera tiene relaciones de muchos otros tipos con diferentes culturas, me refiero a asuntos socio – económicos, religiosos, entre otros muchos que por influencia y desarrollo significativo por parte de otras potencias mundiales repercuten directamente en nuestra cultura. Esto no quiere decir que sea inevitable la sombra de Europa en nuestro pensamiento, sino que hay que percatarnos también de la realidad que vivimos para hacer una filosofía cada día más aterrizada y provechosa. 

Antes de afirmar si existe o no una filosofía latinoamericana, antes me parece más importante dilucidar qué se entiende por filosofía, ya que conociendo las versiones de los filósofos latinoamericanos podremos tener una primera impresión de las bases que se están utilizando para hacer filosofía latinoamericana. Este aspecto me parece importante, porque veríamos si la producción de uno u otro se vería sesgada por alguna postura de tipo Europea. El conocer esta realidad nos daría una muy buena ventaja para ir construyendo nuestra idea de saber si nuestra filosofía es auténtica o no.  La tarea de desprenderse de la influencia de Europa no es fácil, porque esto representa para la cultura latinoamericana una herencia tradicional.

Otro tema que preocupa a la hora de estudiar esta realidad, es la escasez de centros de estudio para filosofía latinoamericana, nuestra realidad es muy distinta a la Europea, pues ellos en su entorno cuentan con bastantes centros de estudio donde se fortalece cada día más las bases en donde descansa su estilo de filosofía, por nuestra parte, la cantidad de centros de estudio es muy reducida, inclusive podríamos vernos ante la realidad de no conocer centros más que los que se encuentran en las universidades estatales, que dicho sea de paso en su mayoría estudian en sus aulas filosofía europea. Un caso muy conocido para nosotros es la Universidad Católica de Costa Rica, que aunque no es una universidad estatal, posee un curso de filosofía latinoamericana en medio de muchos cursos de filosofía con bases europeas. Esto es un claro ejemplo de la escasez con la que contamos en nuestro país tratando el tema de la existencia de centros de estudio y esto sin lugar a dudas retarda el desarrollo y promoción de una filosofía regional. Una de las medidas que se podrían optar es ampliar los centros en los que se puede filosofar desde una perspectiva regional para que de esta forma se puedan tratar temas importantes que tienen que ver en mucho con nuestra forma de relacionarnos y vivir la vida.

La filosofía local ha tenido momentos importantes en su trayectoria, uno de los más sobresalientes se dio al final de la década de los sesenta con la filosofía de la liberación, en donde la región experimentó un deseo muy grande de liberarse no solo de pensamiento, sino también en materia económica, debido a que nuestra mentalidad no solamente estaba subyugada en el tema filosófico. Otro momento importante es el referido a la liberación de la corriente positivista que se estaba dando en el momento, sin embargo, creo que la filosofía de la liberación tuvo mucho más auge, fue momento para que las personas interesadas se preguntaran acerca de muchas cosas que tiene que ver con Latinoamérica.

Lo que realmente hizo que las personas reflexionaran más allá de los acontecimientos, fue el plantearse la pregunta ¿qué somos? ¿Hacia dónde vamos? Este sentimiento existencialista logró mucho en la actitud de las personas y lo sigue haciendo, plantea el hecho de no quedarse solamente contemplando los hechos externos, sino que nos pone de manifiesto jugar de lleno a en partido que tal vez no nos habíamos percatado que había iniciado. Creo que eso fue lo que le pasó a nuestra región en ese momento, las personas que tuvieron este atrevimiento, pudieron darse cuenta de que había que hacer algo, de que debíamos conocer lo que somos, hacia dónde vamos, se dieron cuenta de que estábamos caminando bajo coordenadas que no habían sido escogidas por Latinoamérica, sino más bien por otros, Europa; y esto acarrearía muchos problemas en el futuro, y ahí es donde decidieron salirse del cauce y empezar a trabajar en un rumbo propio de la región cultural que nos beneficiara a futuro.

Este trabajo de identidad latinoamericana debe hacerse con mucha humildad, debemos reconocer en primera instancia que hemos permanecido muchos años bajo el sistema tradicional europeo, pensando como ellos quieren y caminando por los caminos que ellos escogieron y hacia el rumbo que determinaron, no se trata de repudiar de forma contundente lo anterior, no es la actitud que nos beneficiaría, sino más bien reconociendo lo anterior, emprender nuestra búsqueda hacia nuestras raíces para tratar de recuperar nuestra identidad y darle una mayor promoción en nuestro continente. Con esto quiero dejar claro que existe una filosofía Latinoamericana, pero que no hemos sabido promoverla, estudiarla y amarla, de tal manera que como apunté antes en nuestras aulas mayoritariamente se estudia filosofía europea. Es tan preocupante el panorama, que muchos de los las personas del continente no conoce escritos o ideas filosóficas de los nativos americanos, pero tienen al menos noción de lo que proponen pensadores Europeos. 

En este sentido comparto la noción de Rodolfo Kush cuando afirma que para que el americano recupere su identidad verdadera, debe ir en busca de lo indígena, sin este componente no puede recuperar lo esencial. Nuestra realidad es esta, los indígenas tienen mucho que decirnos si queremos recuperar una autonomía en este tópico.

A manera de conclusión, para que una filosofía latinoamericana sea auténtica, debemos despojarnos de muchas cosas que en el camino y por tradición hemos ido adquiriendo, consciente o inconscientemente, tratar de ir a las fuentes o inicios de nuestra historia -donde nuestros predecesores tendrán mucho que decirnos- y mirar toda la historia del pensamiento latinoamericano que sin duda alguna puede aportar en este sentido. Esta filosofía deberá ser liberadora de todo pensamiento tradicional, aunado a esto, deberá presentar elementos de criticidad y creadores que traten de responder a las preguntas de la época desde una realidad nacionalista, pero sin dejar de lado la perspectiva universal. En fin, considero que en Latinoamérica se han hecho varios esfuerzos por tratar de filosofar de una forma autónoma, sin influencias, sin embargo, estos esfuerzos no han dado más que para ser registrados en la historia, todavía no hemos podido apropiarnos del pensamiento y arraigarlo en cada uno de los latinoamericanos, lo que hemos hecho en la mayoría de los casos es tratar de responder desde nuestra mentalidad influenciada a los distintos acontecimientos de nuestra sociedad.  

4 comentarios:

  1. Muy Bueno... Me parece interesante el párrafo 7. A modo personal si considero que si se puede hablar de una Filosofía Latinoamericana, claro esta, comparto su posición que se podría ver en muchos casos como pensamientos regionales casi hasta nacionales. Creo que mantiene un linea muy elocuente. Por completo, comparto la critica hacia el eurocentrismo que nota, pues es necesario salir del esquema europeo para comprender el pensamiento Latinoamericano, comprendiendo que dicha acción es de rigoroso cuidado por el contexto social latinoamericano pues somos una región de gran pluralidad. En general me parece muy bueno. Gracias

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  2. Me parece que este ensayo es una manera muy clara y concreta de mostrar las dificultades que ha tenido Latinoamérica para "crear" filosofía propia. Su espíritu de criticidad y de ser conciso hace que su ensayo presente los elementos necesarios, sin redundar mucho en ellos.
    El penúltimo párrafo para mí es clave: los indígenas. Ellos son unas fuente de riqueza extraordinaria para responder a dos preguntas ¿de dónde venimos? y con ello ¿de donde proviene nuestra filosofía latinoamericana?

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  3. Me inclino ante la afirmación certera cuando haces referencia al desinterés que se puede vivir al no poder ahondar en una materia tan enriquecedora como esta. Habrán intentos, sin embargo no se trasluce un patrón que rija nuestra autonomía ideológica o bien que nos ayude a comprenderla o a reconocerla. Urge en Latinoamérica el hecho de asumir con mayor seriedad el tema de su filosofía ya que esto nos ayudará a darnos cuenta de las capacidades que poseemos y de todo lo que podemos alcanzar.

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  4. En este ensayo es de evidenciar las dificultades que hemos tenido para crear una filosofía Latinoamericana, sin embargo, es importante saber que nuestra filosofía no parte sólo de la toma de pensamientos teóricos, nuestros ser y que hacer como latinoamericanos es también nuestra filosofía, ciertamente influenciados por Europa, pero eso no deja de lado que basarse en posturas Europeas impida una compenetración con nuestra realidad histórica, para hacer de esa influencia una complementación para la existencia de nuestra propia Filosofía Latinoamericana.

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