viernes, 21 de octubre de 2016

II ENSAYO ARGUMENTATIVO

LA FILOSOFÍA COMO VOLUNTAD DE VERDAD Y VOLUNTAD DE BIEN

Desde sus inicios, la filosofía ha buscado siempre la verdad, la misma etimología de la palabra nos deja claro esto: “amor por la sabiduría”. Esta es una realidad que no ha dejado manifestarse a lo largo de la historia. Han existido muchas personas que han tratado de entender las cosas del mundo desde su historia de vida y se han cuestionado acerca de todas las cosas. Este cuestionamiento para que sea una auténtica filosofía debe hacerse de tal que forma que se custodie precisamente la verdad en honor a la justicia y al bien común.

Pero hoy en día parece que esta realidad se ha visto un poco amenazada y en ocasiones hasta vencida por otros intereses que no son propiamente la verdad, esto atenta directamente contra la misma naturaleza de la filosofía y evidencia un claro estado crítico de nuestra sociedad y la existencia de intereses que no son propios del bien común, la justicia y el ordenamiento social.

Como decíamos anteriormente, la filosofía tiende y busca la verdad, la anhela, la defiende y la expone, por eso es que podemos afirmar que la filosofía tiene una voluntad de verdad y con ello una voluntad de bien, que no se sacia nunca, esta voluntad hace que la filosofía tenga un espíritu guerrero y defienda esta realidad. Para que esto suceda la filosofía debe despojarse de todo pensamiento que anteceda a la cosa que se va a estudiar, lo que llamamos “el precedente”, debe iniciar su reflexión o estudio desde cero para lograr conocer por ella misma la realidad, acercándose en primera instancia a la realidad en sí, estando y conviviendo con ella, para sentir lo que ella siente, manifestar lo que ella siente, ver lo que ella ve, podríamos decir que la realidad en este panorama se encuentra en el sentido más puro, porque no tiene compromisos con ningún sistema de pensamiento, no está enajenada por ninguna intención capitalista, por lo que puede expresar lo que realmente sin ningún problema; este es el primer paso.

Posteriormente debe criticar a la realidad, debe describirla exhaustivamente, pero esto es lo una descripción, sin emitir juicios sobre ella, es solamente una descripción, la filosofía se convierte así en un testigo muy incómodo para la sociedad y para los intereses de los grupos que no persiguen el bien común y la verdad, esa fidelidad sin lugar a dudas sacará a la luz muchas verdades que pondrán en contra a muchas personas.
Finalmente, la filosofía debe proponer a partir de la realidad que ha descrito, porque la filosofía está comprometida con la realidad, no puede hacerse de “la vista gorda” y dejar pasar las cosas sin alzar su voz, si pasara esto dejaría de ser filosofía, el compromiso es parte esencial de su ser.

Podemos afirmar que la filosofía por la voluntad de bien, debe aprender del hombre, podemos decir como Raúl Fornet: “la filosofía va a la escuela del hombre”, quiere aprender como el hombre aprende para buscar el bien para él. La filosofía debe estar a la altura de los pobres de la tierra, como lo afirma José Martí y retoma Raúl Fornet, para poder realizar y desarrollarse plenamente.

La filosofía con voluntad de bien y de verdad nace, se desarrolla y produce revolución por una realidad cada día más humanizada, produce revolución porque no puede quedarse viendo, porque es dinámica no estática, es principio para el hombre y también esencial para encontrar el sentido de la vida en cada una de las personas que componen la sociedad.  





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